Capitulo 1 > Un pequeño defecto

Llevo toda mi vida en un centro especial para niños con enfermedades. Lo mío no es nada mental, no os vayáis a pensar que estáis hablando con alguien un poco p'alla... no, lo mío es más bien físico. Yo no puedo crecer. Es una enfermedad que me impide pasar de los 130 cm. Por culpa de esto, cuando era pequeña, tuve un ataque de furia y me rapé el pelo. Ahora me arrepiento completamente, pero me sirve de escarmiento para que no se vuelva a repetir. Mi pelo. Es el origen de todas mis burlas. Pero como ahora hay modas así raras, pues me hago mechas y a veces alguna extensión, un mechón que pinto de otro color. He convertido mi ridiculez en un pasatiempo. Y mi estatura es algo incómoda, pero lo llevo bien. Bueno, o eso creo. Como mis padres vieron que conseguía convivir con mi problema, decidieron llevarme a un colegio normal. Y aquí estoy, en la entrada, un día antes de que comiencen las clases para hacer un examen para sacar las mates. Es la única que dejé, y para mi es poco, muy poco. El colegio tiene un aire antiguo e inquietante, unas enormes escaleras, por donde se sube a las aulas. Subo y busco mi clase, pero eso es un laberinto mortal. Me empiezo a poner nerviosa. Voy a llegar tarde al examen. Entonces aparece la luz. Un enorme ventanal y a su lado el cartel: 3º B. ''¡Bien!'' pensé. Entré justo cuando iban a dar los exámenes.

-Lo siento, no encontraba la clase...-dije casi sin aliento.
-Dese prisa, Mika, voy a dar los exámenes.-me dijo la profesora, que tenía aspecto de que le hubieran aspirado todas las emociones.

''¡Ojalá que no sea mi tutora!'' pensé. Me senté. y comencé a mover el bolígrafo sobre el papel, con la intención de escribir, cosa que no conseguí.

-Mierda, funciona, funciona, funciona...-me dije a mi misma, pero por lo visto lo suficientemente alto como para que el chico que se sentaba cerca de mí me oyera.

-Toma, -me dijo, tirándome un boli a la cara- y calla ya.

''¡Que insolente!'' pensé, pero decidí recoger el bolígrafo y darle un áspero ''gracias'' a cambio.

Acabó examen, y le devolví el boli al chaval.

-¿Qué tal a ido?- me preguntó, y me sorprendió que lo dijera tan amable.
-Bien...-dije, sin mucho entusiasmo.
-¿Vas a ir a mi clase?
-Creo que si...-seguía asustada del interés de ese chico.
-Más te vale no incordiarnos mucho, jajajajaja...- me lo suponía. Suponía que saltaría con algo como esto. Decidí pasar de él, y salir por la puerta rápidamente. En el pasillo quedaron los ecos de las carcajadas del chico y su colega, otro que se sentaba cerca. Yo me fuí hecha una furia, sin saber que mi opinión respecto a ese chico moreno cambiaría muy pronto...